"Señor, dame la castidad y continencia, pero no ahora"
(San Agustín, Confesiones).
1 comentario:
Juan Pablo
dijo...
Me quedo ciego del único ojo que no ve, sordo, del único anzuelo que no brilla atado a mi pelo. Saboreo la silueta de mi último adiós, saboreo la pulpa adherida a los brazos de mi abuela para que no se olvide de llevar la luna a la ‘fuente de los rostros’. Para que no se olvide de mí, que voy a ser su hijo cuando el primer rayo de luz rompa la tinta y me viole.
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Me quedo ciego del único ojo que no ve, sordo, del único anzuelo que no brilla atado a mi pelo. Saboreo la silueta de mi último adiós, saboreo la pulpa adherida a los brazos de mi abuela para que no se olvide de llevar la luna a la ‘fuente de los rostros’. Para que no se olvide de mí, que voy a ser su hijo cuando el primer rayo de luz rompa la tinta y me viole.
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