sábado, 14 de agosto de 2010

El accidente





1 comentario:

Juan Pablo dijo...

Hay que ser valiente para ser conejo. Pararse en el sartén, tener alas en vez de orejas, y mirar a los mafiosos a la cara, como si arder fuera un juego. El gordo y el flaco embarazado todavía no saben que el alma habita también en lo crudo. No saben que el conejo no sabe morir. Cruel destino el de los cazadores, nunca quedan satisfechos y andan siempre preocupados por asuntos cuya seriedad enternece hasta el mas humano de los conejos.